He aquí que veo a mi
padre.
He aquí que veo a mi
madre,
A mis hermanos y a mis hermanas.
He aquí que veo el linaje de mi pueblo
Hasta sus principios .
He aquí, que me llaman,
Me piden que ocupe mi lugar entre ellos.
Pero, en los atrios del valhalla,
En el lugar donde viven los valientes para siempre.
Oración funeral vikingo (Noruega aproximadamente 500-1000
dC)
Esta oración os resultara conocida a muchos ya que se ha
hecho famosa por la película EL Guerrero Nº 13.
Los vikingos creían en la vida después de la muerte. Para
ellos la muerte durante la batalla les permitía la entrada en el Valhalla, el
paraíso de los guerreros, donde habitan los Dioses y donde Odín también llamado
Valfather (padre de los caídos) les recibía como héroes. Eran las valquirias
las que recogían a los mejores guerreros caídos en batalla y los llevaban al
Valhalla.
Al igual que otras creencias al morir veían a sus seres
queridos, aquellos que habían partido antes, los que vienen a reclamarlo y
acogerlo a su llegada a la Vida Eterna. Mas sin embargo no está su lugar entre
ellos sino que como guerrero entra en el Valhalla. Para los pueblos Nordicos
ser guerrero era un privilegio.
El Valhalla se encuentra en el reino de los dioses llamado
Asgard y está gobernada por Odin que es el rey de todos ellos. En nórdico
antiguo significa Valhöll, "sala de los muertos" y es como el mismo
nombre indica, la sala de los héroes muertos.
En ese paraíso para los valientes estaba todo cuanto podía
desear un guerrero, las Valkirias les servían hidromiel y carne de jabalí sin
límite, Sehrimnir, el jabalí, moría y revivía cada día para ser cocinado por
Andhrimnir, el cocinero; y a continuación luchaban entre ellos en el gran patio
donde sus heridas sanaban por completo en cuanto terminaba la contienda para
proseguir con otro banquete en un ambiente de camaradería.
Ya que todos los guerreros
aspiraban a morir luchando, en el caso de que viesen que no iba a ser así,
ellos mismos se provocaban la muerte digna llegando a herirse a sí mismos con
sus propias armas cuando veían acercarse el final de sus días.